me ha cegado el odio
y la eterna repulsión.
Corrígeme si me equivoco
pero creo haberte matado ya.
Un terrible presentimiento
se asoma desde lo profundo
de mus huesos y entrañas.
Cual nausea persistente
entre fortísimas convulsiones.
La tristeza encarnada
tocó a mi puerta como cuando
perdí toda esperanza.
Nunca ha sido suficiente sacrificar
mi vida sueños y anhelos.
Déjate consumir ahora
que no quiero mostrar los horrores
que devoran conciencias.
Puedes estar decepcionada
de todo lo que he hecho.
Sin embargo recuerda
las raices de todos y cada uno
de mis imperdonables pecados.
Aquello que terminó
por arrastrarme a lo más profundo.
Un simple lucero intermitente
terminó por ser lo que terminaría
por derrumbarme de esta manera.
Desde las pequeñas tormentas
grandes huracanes y tornados.
Hasta que la ninfa de los mares
terminó por expulsarme
bajo las faldas de la muerte.