a dónde se habrá
marchado la luz.
Debería estar ahí.
Sobre las tétricas
tuinas oxidadas.
Nada pareciera
llegar a ser real
o al menos no lo suficiente
como para significar algo.
Nunca me importó
proteger mi tesoro perdido
cual suicida maniaco.
Añoraba la soledad.
Aquella que me vio nacer
entre sombras y antipsicóticos.
En algún punto necesitaba
volver a mis raíces.
Verás, no podría lograrlo
sin implosionar primero.
Tuve que hacerte odiarme
tanto como lo hago yo mismo
y eso fue lo peor.
Al final nunca me perdonaré.
Después de todo, siempre seré
el único y verdadero culpable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario