sábado, 18 de julio de 2020

Duerme.

Devora mi sangre.
¡Oh! Querida
desolación mía.

Que en tiempos distantes
me vieron ser feliz.

No estaré satisfecho
hasta haberte concedido
tu más ferviente
y y lacerante deseo.

No puedo olvidar.

Tus labios
suplicantes
a los designios
de la muerte.

Tu mirada hace evidente
el mayor de tus deseos.

Sin embargo me abstendré.

Por primera vez
controlaré mis impulsos
y no sucumbiré ante
mis arrebatos de locura.

No tengo tiempo
para hacerte
uno más de mis pecados.

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