Por supuesto que puedo
creer la mierda que dices.
Se trata tan sólo
de otra mentira
que más me vale creer
si es que quiero seguir
en esta realidad.
Algún día dejará
de valer la pena.
Hasta entonces el vino
y el asfixiante y adictivo
humo del tabaco.
Serán mi compañía
y único consuelo
ante la tormenta
que lúgubremente
bombardea relámpagos.
Me encuentre frente
a una gélida tumba.
Más allá de lo que
dicta la conciencia
y la tenue realidad.
Ahora no tengo tiempo
para lidiar contigo.
Hay alguien esperando
por devorar mis pecados
y no quiero hacerla esperar.
Después de todo
el jodido espectáculo
debe continuar.
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