Pude
sentir el calor negado,
el
calor faltante.
Aquél
que no trae la carne.
Siento
paz sin estimulación
aunque,
siempre la necesitaré,
es
el costo de ser pendejo,
pero,
a nadie culpo,
fue
mi decisión.
Una
simple fumada
trae
consigo una herida.
Una
que se siente en el alma
una
que me aprisiona día con día.
Y
aunque el cielo sea azul
y
el pasto verde.
Todas
las noches despierto,
despierto
con esa imagen…
acosándome.
Este
arrepentimiento
es
merecedor,
de
algún círculo infernal.
No
puedo evitar…
retorcerme
en cada uno
de
los pecados habidos
en
mi pasado.
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