cómo para poder ver las luces.
Ha pasado tanto desde la ultima vez
en la que me pudiste ver sonreír.
Que me alcance la vida para
poder recuperarte en una jugarreta
a los designios del tiempo.
Ahora que la muerte nos
ha rechazado al fin.
Hubiera detestado la idea
de saberte falta de vida.
No me confundas con tu idiota
y descerebrado imbécil
que yo aún puedo matarte.
Estrujar tu cuello no es más
que sólo otro de mis suelos malos.
Así que más te vale no pensar
en intentar controlarme.
Ya ha pasado demasiado desde
que quisiste hacer de mi mundo
un reflejo de tu triste cantar.
Siendo cada segundo una
oportunidad de no olvidarte.
Sin importar cuánto pueda
llegar a dolerme.
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