y levantado el velo
que nos supera.
Levanta la mirada
y contempla aquello
que he construido.
Este templo maldito.
Esta blasfemia
que vive y respira
con locura.
Fuerza ciega
de tiempos mejores
y otras plagas.
Remembranzas muertas.
Tétricas visiones
de aquello que
pudo haber sido.
Pues el pasado llama.
Toca la puerta
y da un paso atrás.
Sus ojos son la muerte.
Una gota sangrienta
mancha mis manos
y aquello despierta.
Espero que ahora
puedes encontrar
aquel sentido.
Necesito tu aliento.
Haré lo que sea necesario
para poder conservarlo
cómo mi mayor trofeo.
Aquel craneo que siempre
mantendré cerca
de mis venas y arterias.
Entonces cumpliré mi promesa.
Nunca más habré
de apartarme
de tu lado.
Puedes apostar
que nunca más
te soltaré.
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