funestamente inmune
a lo que el mundo ofrece.
No queda nada que importe
una vez todo se ha dicho.
La calma en ojo de tormenta.
Moriré ahogado en mi propia bilis
y no hay nada que me detenga.
Simplemente he aprendido
que el odio nunca se irá
ni me dejará descansar.
Es todo lo que me queda.
Un aluvión de recuerdos
me hace sangrar de nuevo
con enorme contundencia.
Soy el único y verdadero culpable
pero ne niego a irme en silencio.
Sin embargo ahora soy otro.
Todo lo que he hecho hasta hoy
me ha vuelto invulnerable.
No necesito terapia
ni mucho menos un discurso
que me pretenda cambiar
el camino que he tomado.
Imagen generada por I.A.