han impregnado mi vida.
Arrastrado en miseria
de ángeles caídos.
Mi respiración
se detiene
con el golpe
del destino.
La contundencia de lo real
se ha vuelto insoportable.
He sido al fin abatido
y entregado a la tenebra.
Un pulso muerto
se ha impregnado
en la que queda
de esta existencia.
Como un virus mental
o alguna alucinación.
Un infernal bucle infinito
reclama mi voluntad.
Vago inconsciente
contra el viento
turbio y gélido.
Abisal e inclemente.
Atrapado en la cotidianeidad
la muerte ha hablado.
En algún momento todos
seremos verdaderamente libres.