viernes, 8 de marzo de 2019

02:65

Ha llegado entonces
el momento en que comprendas
como es que
hemos perdido
todo aquello que nos hacía menos miserables.

Déjame ver como
mis ilusiones se desvanecen
hasta ser menos que polvo.

Como es que te conviertes
en una sombra parlante.

Y es que
al dar media noche
la suerte
habrá hablado.

Espero no tengas
que conocer el abismo.

No soy nadie
para interferir en los caprichos
del caos.

Pero sólo recuerda
no cargar con tu alma
si es que tienes que decender.

Hay cosas mucho peores
esperando allá abajo.

Té.

Corta tus venas
y libera el obscuro veneno
que te aprisiona
en este espiral.

Esperaré hasta que termines
con este intento de suicidio.

Para entonces no habrá
ningún recuerdo
que me permita volver a casa.

Lo cierto es que
no tengo un hogar
al cual volver.

Sólo una lápida
con mi nombre escrito en ella
y miles de recuerdos
que quisiera borrar.

No desesperes
cuando al despertar
te encuentres
con el colapso.

Esto suele ponerse cada vez peor
pero al menos no te dejaré sola.

Sé lo que es olvidar
quien eres.

jueves, 7 de marzo de 2019

Risa tardia.

Me preguntaste
con tanta
inocencia y ternura.

¿Por qué es que intento
mantenerme tan lejos?

Lamentablemente.

No puedo mentirte
y darte la espalda
con una sonrisa en el rostro.

Pretendamos que todo esto
es sólo un sueño
y el tiempo un invento
de mi imaginación enfermiza.

Pues eres demasiado resplandeciente
y no puedo
permitirme infectarte
con esto.

Última estación.

No importa
que tan lejos me encuentre
sigo escuchándote
en lo más profundo de mi cabeza.

Tengo tanto tiempo
intentando escapar de ti.

Puede que al fin
halla perdido la cordura
o sólo estoy
demasiado cansado de todo esto.

Puedo intentar
ocultarme detrás
de cualquier mentira.

Pero tu me conoces bien.

Saber que no volveré.

Déjame mostrarte entonces
todo lo que he callado.

Besaré tus labios
y me marcharé
sin decir una sola palabra.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Recuerdo

Mi alma se muestra incandescente,
mi sonrisa tan natural como mis senos
Escapándose como aquellos viejos recuerdos.
Aquella seda guerera tal vez se atintó carmín.
De cualquier ángulo eras digno de mis pecados
y al igual que ellos, mis sollozos quedaron atónitos.

Olor a viejo erizado

Su cuerpo arrugado seguía ardiendo como en aquella juventud.
Esos senos blancos que guardaban sólo como recuerdo su firmeza,
como el mismo tiempo de testigo que nunca le mitió y que sin embargo, seguían siendo reales.
¡Ay, esas fantasías que esos sueños carnales cumplieron en aquellos años!
Se marchitan, pero siguen ocupando espacio.

Beldad.

Puedo mostraste
mi mayor debilidad
esperando que termines
con mi miseria.

Partamos pues
a tierras lejanas
y olvidemos
esta ciudad.

Donde la confianza
es un acto suicida.

Escapemos de esto
y comencemos de nuevo.

Sin amaneceres distantes
ni noches disfrazadas.
Sólo un par de almas.