domingo, 18 de noviembre de 2018

Respira.

Atrapado en la distante
marea carmesí
azotado por vapores de azufre.

Siempre me
he preguntado si por esto
vale la pena
el dolor.

He perdido la noción
del amanecer
y las tardes cálidas.

En la madrugada de Sábado
ausente en el desperdicio
y con una herida punzante
como recordatorio.

Sigo vivo
al final
eso es lo que importa.

Puedo tratar de volver
o simplemente desaparecer
cual alma penitente
entre la neblina.


Hola, de nuevo.

¿Quieres ver mis heridas?

Estaré bien
al apagar las luces, sólo en penumbras
me atrevo a sanar.

¿Quisieras verme intentarlo?

Una vez más
antes de que el tiempo
vuelva a dictar
sentencia.

¿Te gustaría verme caer?

Y tras el impacto
del ardiente lago sangrante
pretender que
no fué tan malo.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Balbuceo.

He de jurar vendetta
antes de terminar
con esta lamentable existencia

Debí alejarme
de aquellas luciones obsoletas
y correr lejos
de de todo
lo que me ataba.

Es tarde para enmendar mi pasado
daré un salto de fe
y apostaré mi corazón en ello.

Reconocer que
aquel futuro era demasiado
hermoso
e inalcanzable
para desgraciados
como yo.

Aquelarre.

Bajo el viejo roble
cobijado
por la luz
y calor
del fuego fatuo.

Tal vez mirar atrás
e intentar detenerme.

He de prometerte
que buscaré la esperanza
perdida
hace tanto tiempo.

Sólo me espera
el azufre.

A lo lejos las brujas
dan el espectáculo de llamas
desbordantes
en éxtasis
y desesperación.

Puedo escuchar
el llamado.

Sin alma.

Nunca pude imaginar
un final tan decepcionante.

Perdona
todas las veces
que imploré
por tu ayuda.

Aparece un susurro
en medio de la  noche maldita.

Un mal presagio
o simplemente un recuerdo
tratando
de volver a existir.

Se ha vuelto tan difícil
distinguir la realidad.

He abandonado
aquel concepto
ahora
que aulló en mi celda acolchada.-

El único que he tenido.

Calor efímero.

Cuando alzo la mirada
hacia los tristes ojos
de la misa vestida de neblina
y delirios fugaces.

Soy un perro sarnoso
embriagado de divinidad
emergente a media noche.

Acaricia mis harapos
y encamina mi perdición
recuerda que soy adicto al dolor.

Extrae un suspiro
de esta carroña ambulante
antes de que el mañana
devele sus planes.

Blasfemia.

Justo como el agua del río
fluir hasta perderse en el mar
cual gota bastarda.

Perdido bajo los abismos.

Soy aquella lágrima
sin un destino
ni propósito.

Muéstrame como evitar
y volver a ser una hoja
Disperso en el viento.

Cual polvo arrastrado
hacia la catarata
de destello cobrizo.

Sé que es un sueño
no quiero volver a abrir los ojos.