domingo, 9 de septiembre de 2018

Mente dispersa.

Si he amarte con locura
hasta el final
de esta existencia.

En el humo del cigarro.

Pude ver los misterios
de la quinta campanada.

Si el amor fugaz
se convierte en añoranza
justo antes del destello final

Muriendo en el tiempo perdido.

Miseria de la fantasía
llévame contigo.

No se puede esperar nada
cuando sólo existe el caos enfermizo
debajo del vacío latente.


sábado, 8 de septiembre de 2018

Importa.

¿Puedes recordar mi nombre?
Lo juro
lo he olvidado del todo.

Esperanzado
en una corazonada.
El eclipse indica la hora
para volver a cambiar
de piel.

Sólo para que al amanecer
la realidad
muestre de nuevo su rostro
y el sueño
se vuelva a perder.

Caer de la gracia divina
y desvanecerme cual
lluvia decembrina.

Nunca sabré lo que busco
mucho menos lo encontraré.
Al menos
tengo algo que buscar.

En estas aguas tan turbias
la vida se apaga.
Pero al menos importa.

¿Puedes verme?

Enamorado de las penumbras
llenas de sórdida soledad.

La tragedia es miel
para enfermos mentales
adoradores impíos
de los tiempos mejores.

El vino sabe a lágrimas
en noche de despecho.

Lo que la bruja del este
puede traer consigo
avivará las llamas
lo suficientemente alto.

"Sólo dime que camino debo tomar
sólo importa terminar con esto".

Encenderé el frenesí
recorriendo mis venas
el pútrido néctar
que he de dejar atrás.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Deambula idiota.

En una de tantas caminatas estúpidas de aquellas encaminadas a ningún lugar y sólo te dedicas a caminar sin cruzarte en el camino de algún frenético automóvil. Caminaba sin rumbo mientras discutía con la siempre fastidiosa voz dentro de mi cabeza. Simplemente era un mal día. me detuve a comprar un cigarro con algún vendedor ambulante, era un día especialmente malo, así que según una estúpida tradición inventada por mi compré uno sin filtro. Ese sabor amargo me hace recordar el como me desquicia esto o aquello. Pasó al rededor de media hora de auto desprecio, cuando de la nada, una gota golpeó mi rostro. Llovía.

El agua había despertado mis demás sentidos hasta entonces latentes en un cuerpo apenas con un poco de vida en su interior. Recordaba la calle en la que me encontraba. Había entonces abierto los ojos ante el mundo que en ese momento me rodeaba, los cuerpos comenzaron a tener rostro y los edificios fachada. aun no tenía idea de donde me encontraba y el cielo dejaba caer toda su furia sobre mi.

Sin saber como llegué. Justo donde tantos años atrás vi tus ojos por primera vez, corrí otro poco y me encontré donde todo había comenzado, frente aquella gran puerta verde, corrí otro tanto, hasta llegar a donde habíamos tenido nuestro último reencuentro. ahí fue donde por fin pude detenerme justo debajo del techo de aquella heladería, compré uno de mis cigarros favoritos esta vez. Sólo podía estar ahí y ver como se inundaban las calles, embriagado por a melancolía deseando que el viento pueda llevarme junto contigo como hace ya demasiado tiempo.

Espectro mundano.

En este circo vital.
Soy los relámpagos
gritando, toda la noche.

Sólo sé que de algún modo
engañaré a las fuerzas
que al destino mantienen encadenado
en esta tormenta
olvidada por su creador.

He renacido en a neblina
que el agua ha dejado a su paso.

Sólo otra sombra
deambulando
a la claro de luna

Esperando que la brisa
de medio día
desvanezca la existencia del abismo
sólo para morir
y volver a empezar.

Cuarto rito.

Justo detrás
del espejo parlante
mascara de ego.

Tres de la madrugada
es hora de comenzar
la danza de la
fascinación obscura.

Carne inocente
para nuestro señor.

Esta noche
dejo de ser humano
para convertirme
en el demonio interno.

Una chispa del Averno después...

Encenderé los cimientos
el pandemonio debe comenzar.
Te prometo dolor
y gritos escondidos en el éxtasis
de la devastación.

Ansiosos colmillos
esperan sacrificio.

Se levanta el negro humo
para dejar ver la figura del terror
emerger desde los abismos.
La sangre viva alimenta.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Sin ver el sol.

Nací en tierras marchitas
despojado de destino.

He caminado toda mi vida
buscando ese horizonte
marcado por su sangrar.

En dulces sueños
y despertares de insomnio.

He visto emerger
dioses enfermos
sólo para caer en cobre fundido.

Condenado a buscar
hasta el fin de mis días.

Es la efímera aparición
de la musa del este
la que puede poner fin.

Tontos siglos en el abismo
han terminado conmigo.