a esta absurda glorieta abandonada
dónde pasamos tan buenos momentos.
Los dioses han callado. Están muertos.
Pude contemplar tu desesperanza
pero no me importó en realidad.
Aún así tengo el atrevimiento
de mostrarme con el corazón
completamente pulverizado.
Acercárme cuánto más pueda
Con la estúpida esperanza
de que algo pueda cambiar
pero mi suerte es la misma.
Sé que no escucharás
mis advertencias.
Sé que no cuénto con ello.
Dentro de ésta tormenta
me he terminado de descomponer
haciéndo de mis huesos un líquido
corrosivo y contajioso.
Y es que al final sólo
ha de importárnos aquello
que el tiempo ha dejádo indeleble.
Ahora dime que lo que hago
no es para nada correcto
y que Satanás me castigue.
Sómos tán egoístas que
creemos que el tiempo
no se llevará nuestras almas.
Déjamos que nuestros egos
nos consuman con tal intensidad
que terminamos entre tres paredes
y una contención de hierro.
Me caga ser un huano.
Detesto la sola ides
de tener mas mismas
debilidades y defectos
que cualquier otro
simple estúpido.
Estoy tan desesperado
que no puedo dejar de beber
incluso cuándo estoy muriendo.
No le creas a mi sonrisa.
Lo cierto es que detesto
en quién me he convertido
con el paso de los años
y mi estancia en este infierno.
Sólo existe una promesa
que me importa.
No déjare de buscarte
hasta el día en el que por fin
te encuentre o muera.
Imágen generada por I.A.
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