bajo una lápida sin nombre
pero no recuerdo haberme suicidado.
Hace tiempo encontré
la misma pieza de metal
que estás sosteniendo
y temo decirte que ahora
te encuentras marcada.
Habrás de ser maldecida
por aquello que me ha traido hasta ti.
El dolor perpetuo es una promesa
que las angustias cumplirán
con retorcida malevolencia.
No esperes piedad alguna
una vez encuentre tu rastro.
Tu aroma encoquece mis sentidos.
Me aseguraré de hacer
que te quees conmigo
tánto cómo sea posible.
Eres la fascinación de mi vida
y no puedo permitirme perderte.
Esta obseción enferma
habrá de arrastrarme al infierno
pero cualquie sacrificio cale
el hacerte sentir el gran tormento.
¿Dónde te encuéntras, Adoración mía?
No me obligues a hacer esperar
a las sombras que claman
por tus dulce carne.
Imagen generada por I.A.
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