Volver a las sombras
penumbra de la soledad
tal lejos del destino
el tiempo y la realidad.
En aquel espejismo eterno que marca el alma
y los viejos buitres del Averno ahora, con su mirada sobre mi.
Me vi entre aquellos
aullidos de desesperanza
los arboles negros
la única compañia.
Las alas negras vienen, afiladas y crueles guadañas
el abismo tiene un precio muy algo, pero lo vale.
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