Ya no puedo soportar el ansia que carcome mis uñas. Necesito que me digas que ha valido la pena haberme apartado con el simple propósito de forjar la leyenda con la que tanto soñaste.
Rosar mi mano es condena de muerte.
Te he tallado un anillo de hueso y no pienso morir hasta habértelo puesto en un ritual blasfemo que habrá de atentar contra la naturaleza misma de lo que los débiles mentales suelen llamar "esperanza" a la desesperación por un nuevo mundo que se ha vuelto tan tangible cómo aquel terror insalubre.
Sí, puedo verlo ocultarse
justo ahí detrás de la seguridad
que pretende dar justificaciones
sobre cómo es que en realidad
detestas haber tomado aquel
camino de mierda.
Puedo entenderlo.
Esta vida de mierda suele tener sus sinsabores, insatisfacciones y demás porquería pero si me permites tan sólo otro instante podría llegar a compensarte por todo el sufrimiento que te he hecho pasar.
Tan sólo dime cómo.
Más me vale ésta desdicha
antes de intentar moldearme
ante lo que sigues creyendo
que debe llegar a ser.
Un desgraciado cómo yo.
Tan sólo tengo suerte.
Más me vale caminar por el desierto
hasta desfallecer, olvidar mi nombre
hacerme a la idea de que nunca habré
de dejar de ser un vil miserable.
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