siempre estarás a donde sea que mire
sin importar en donde me encuentre.
Decidí hacer algo al respecto.
Existe cierta manera de enloquecer
sin llegar a la obscuridad infinita.
Conocí dioses santos y mártires
sin que nadie pudiera
darme una respuesta satisfactoria.
Me volví un verdadero adicto.
Peor que cualquier sustancia
es el calor de la doncella de marfil.
Debajo de una tumba sin nombre
se encuentra el último vestigio de aquello
que algún día me hizo sentir vivo.
El frío cruel se ha apoderado de cada fibra.
En un templo maldito se encuentra el cadáver
de la más grande de mis adoraciones.
Fueron sus lágrimas quienes me trajeron de vuelta
cuando me encontraba ya frente a las reyas
del fuego y sufrimiento perpetuo.