¿Seguirás recordándome?

Los años han pasado
y me he vuelto viejo
sin nunca haber tenido
una sola oportunidad.

Muéstrame entonces.
todo lo que tu respiración
intenta ocultar.

Mis labios están sellados
por la marca inclemente
de una mentira tras otra.
Nadie podrá creerme.

No hay nada que yo
pueda hacer para enmendar
todos mis errores.

Cuando mi cabeza
golpea fuertemente
los umbrales que separan
la cordura y lo real.

Debo confesarte que
esa fue siempre mi intención.
Tanto me odio.

Conseguir tu desprecio
ha sido lo único que he logrado
en toda mi asquerosa vida.
Lamentable y desesperanzador.

Efervescente.

        A lo lejos
más allá del horizonte
         y la imperfecta
       noción
            de la realidad.

Que un dogma
       imparte.

Lamento si acaso
            he derramado
              un poco de sangre
      sobre ti.

Es algo que
      no puedo evitar
            quisiera no ser
    un virus andante.

      He intentado de todo
  salvo la muerte.

    Sólo en ella
          por fin encontraré
   una manera de
             renacer.

Amor de Invierno

¿Estaremos jugando con fuego?
¿Acaso sólo será un chispazo de amor?
¿Sólo somos dos seres que buscan quien sane sus corazones?

Dices que ahora eres frío, yo quiero ser fuego en tu corazón...
poco a poco haz invadido mi principio de invierno, haciendo que llegue poco a poco la primavera a mi alma.

Dijiste las palabras correctas contenidas en pequeños besos , que provocaron en mi sentir, que aún tenía mucho más fuego de amor que dar...

Tal vez somos seres efímeros en este momento del amar y ser amado... pero... quiero disfrutar ese momento así que, y si es momento de volver a encender o apagar para siempre lo que llamamos como amor... ¡que  sea con este amor de invierno!

que el viendo que pasa en nuestros corazones sea tan frío que los queme , nos funda a través de un beso, transformándonos en un solo ser mientras ardemos en el hielo.

Que nuestra música pueda crear hermosas melodías. Que esas frías notas pueda crear un dueto de amor. ¡Crearemos una hermosa canción de invierno!

Ven... acércate a mi... déjame que tu frío me queme
ven... que a mí me gusta el frío
ven... déjame quemarte con este último suspiro de amor

Te espero.

Hacia ti.

             De nuevo
     me arrastro
         lentamente
   hacia el calor
 de tu dulce seno.

     Hipnotizado
         por una silueta
                de arrogancia
        inclemente.

      Al intentar
    deshacerme de una herida
     que el tiempo
       inmortalizó.

           Quisiera borrar
                por completo
         mi pasado
                   y futuro.

      Se suponía
  que la misma historia
  no volvería
     a repetirse.

Moribunda.

Debería agradecerte.
Te debo todo esto a ti
y al fin es hora
de saldar mi deuda.

Arrebátame
todo lo que tengo
y lo que soy.

No me preguntes
como es que
he cambiado
de esta manera.

Sabes bien
lo que el odio
puede lograr.

Prometí terminar
con tu existencia
y de algún modo
ya lo he logrado.

Estrujaré tus entrañas
y quebraré cada uno
de tus huesos.

Pues, tu dolor
es el mayor
de mis placeres.
No puedo negarlo.

Insuficiente.

Volví a encontrarme
con este recuerdo
tan detestable
como doloroso.

Debería simplemente
olvidar todo al respecto
y volver a caminar.

Solitario. Como siempre.

No me sorprenderé
cuando una grieta
me haga caer
el lo más profundo
del negro abismo.

Estoy tan acostumbrado
a caminar en la obscuridad
que toda esta farsa
no significa nada para mi.

Ya no puedo escucharte.

Creí que podría merecer
llegar a sentir cariño
o cualquier cosa
distinta al dolor punzante
que apaga mi vida.

Pude haber sido tan ingenuo
como para creer que
todo al final cambiaría.

Silencio.

Volví a tener
las terribles visiones
sobre los bata blanca.

Donde
una carcajada
es un delito
y el llanto
se castiga
con crueldad.

Nunca titubé
al encaminarme
hacia el Averno.

Un idiota
de título
ridículo
ha dictado
mi destino.

Mira mi rostro
e intenta no enfermar
junto conmigo.

Viví bajo
aquella sombre
durante
demasiado
tiempo.

Pretendo no poder
escuchar las voces
que habitan mi mente.

Lo que
nadie podría
sospechar
era aquello
que sucedía
al anochecer.

Los dementes
nunca tendrán una voz
que sea escuchada.