Puedes culparme por tu mal comportamiento.
Yo sólo escucho cómo
la multitud vitorea mi nombre
y eso es algo difícil de cargar
cuándo nada te pertenece.
Podemos jugar a tu maldito juego una y otra vez.
No hay nada que pueda detenerme ahora que he perdido lo poco que pudo contenerme durante un simple momento y ahora no es más que una simple ilusión obre tiempos un poco menos dolorosos.
Nunca me "engañaste" en realidad.
Yo siempre lo supe
En el fondo sólo quise
imaginar que me encontraba
en otro mal viaje.
Puedes considerarte perdonada.
Nunca fue tu culpa.
Ahora podemos volver a intentar reestablecer aquella hermandad que por años hemos estado soñando con volver a tener.
Ya no soy el mismo pendejo.
Imagen generada por IA
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