la vida cobra sentido.
Al menos por un momento.
Todo para caer en los brazos
de la dama pálida
y volver a caer en el sueño
que detiene el corazón.
No puedo resistirme
a su gélido beso.
Mi piel termina por
descomponerse lentamente
mientras seres diminutos
carcomen mis huesos.
Terminé sucumbiendo
ante la locura
que asediaba mis sentidos.
No existe sitio alguno
al que pertenezca.
Sólo el eterno vacío
me ha recibido con los brazos
extendidos en mi dirección.
Creí haber perdido
toda humanidad
cuando aquella silueta
se difuminó a lo lejos.
Me alegra tanto saber
que no soy el único.
Tan sólo uno de tantos
enfermos y decrépitos
esperando el momento
del eterno descanso.
Sin nada que pueda
atarnos a este mundo
y hacernos vivir.
Imagen generada por I.A.
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