martes, 18 de febrero de 2020

Muerte.

El abismo ha liberado mi mente
del eterno destierro al cual
me habías condenado
y he vuelto a respirar.

Corrompe mi mente
tanto como quieras
el final será el mismo.

Ya he derrocado
terrores  abstractos.

Ahora que entiendo claramente
a los aullidos sobrecogedores
que asedian las noches malditas
es cuando envidio a los muertos.

No eres nadie para
cuestionar los designios
de la dama pálida.

La más benevolente
de todas las musas.

Pues con un beso gélido y celestial
arranca el espíritu del cuerpo
y con su enternecedora sonrisa
proclama el inminente final.

Haría lo que fuera
por sentir aquel
aliento petrificaste.

Y conocer al fin
sus designios.

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