Una página más.

La luna iluminaba
y el viento susurraba
cantos de gloria.

Recuerdo aquellos tiempos
en los que viví lejos
de aquella tragedia.

Me ahogo en una carcajada
la más grande del mundo.

Una lenta despedida
puede durar eternamente
o sólo doce segundos.

Corrían tiempos de gloria
eso no puedo negarlo.

Pero ahora que todo
ha llegado a su final
y he perdido.

Incluso el resplandor
que las estrellas brindan.

Un aulido desgarrador
alimenta mis pesadillas
de un nuevo día.

Y una vez más este
ciclo despreciable se repite.