No quiero recordar nada; mi mente se ha destrozado y la corrupción maldita no hace más que seguir devorando a quien solía ser. Estoy atrapado en este ciclo de odio, perdón y recuerdo sin encontrar manera alguna de salir de este pozo sin fondo en el que me he sumergido durante tanto tiempo. Hagamos de esta noche la ultima de todas, que no hay nada para mi más allá del contorno de tus piernas.
Habré de atesorarte hasta las ultimas consecuencias y no se me ocurre mejor manera de derrochar el tiempo finito del que dispongo.
Destinados a la entropía, nos entregamos a la locura que habita mucho más allá de la comprensión común y las toneladas de errores a las que nos suelen dirigir nuestras estúpidas experiencias, He hecho de mi pasado un monumento al fracaso y mi propio reinado de arrepentimiento y desasosiego al que con gusto daría la espalda si tan sólo sujetaras mi mano suplicante.
He pasado media vida implorándote por una oportunidad para mostrarte qué tanto puedo llegar a lograr.
Me mostraste qué tan equivocado y al mismo tiempo glorificado puedo llegar a encontrarme incluso cuando pareciera que no podría caer más bajo. Me has visto descender hasta casi morir y cambiar el día a la noche con la palma de mi mano.
Déjame mostrarte qué tanto he cambiado desde la ultima vez que me atreví a romperte el corazón con toda mi miseria. Es cierto; te contaminé con toda la miseria que llevo a mi paso pero la verdad es que nunca podría negarme a encontrarte, en esta vida u otra. Escucha mi llanto en cada rincón de la noche y la penumbra, Condenado por siempre, a buscar sin recompensa alguna, aquella parte de tu corazón que bien sé que existe pues la he tocado.
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