Mal presagio.

Nunca lograrás
atar mi voluntad
a los insípidos designios
de este mundo.

No esperes que renuncie
al camino
que he forjado.

Al apagar las luces
y encender un cigarrillo
podrás escuchar mis pasos
acercare lentamente.

Después de todo
suelo visitar
a los suicidas inminentes.

Consumidos en vida
por un vacío eterno
que sólo la muerte liberará
se su cruel maldición.

Laguna mental.

Sin energía me arrastro
a través de la grava
mientras pretendo
seguir siendo humano.

Encontraré mi final
sólo hasta que sea mi deseo.
Por más que lo niegue
siempre ha sido
de la misma manera.

Pero nunca ha sido el miedo
quien me ha mantenido anclado.
Solamente no soporto la idea
de abandonar este mundo
sin consumar mi venganza.

Un propósito lamentable
pero al final sólo me importa
que he sido lo suficientemente libre
como para buscar mi perdición.

Y admirar la belleza
oculta en la obscuridad
y escuchar a los señores infernales
cantar ebrios a lo lejos
abrumadores cánticos impios.

Repelente.

Me pregunto
hasta cuando
podrás entenderlo.

Márchate lejos
muy lejos
de aquí.

Deja de restregarme tu pena
me repugna tu presencia.

¿Tanto te cuesta
entender que
estoy harto?

No quiero
tener que lidiar
con tu parloteo.

Desgraciadamente esperaba
demasiado de alguien como tu.

Acepta tú fracaso.
Deja de culpar
a la nada.

Tan frágil
y vulnerable.
Tan despreciable.

Un poco.

El tiempo se encargó
de cortar mi vida
en miles de noches
ahogado en melancolía
y humo de cigarrillo.

Una quemadura
me hará sentir
un poco mejor.

Lo suficiente para
poder cerrar los ojos
libre de cualquier
pesadilla insidiosa
dispuesta a liquidarme.

El dulce dolor
por desgracia
dignifica vida.

Sin sentido.

Sólo mírate
lanzando cuchillos
a la placenta
que separa la verdad
de la locura.

Esperando
inútilmente
que al romperla
el sufrimiento
desaparezca.

Aún muerto
intentas alcanzar
el paraíso
mientras el azufre
te esperas.

Sigues siendo
tan patético
lo fuiste en vida
al menos ahora
no hay nada
que pueda
detenerte.

Piel marchita.

Olvida mi existencia.
Da media vuelta y camina
hasta que tus pies sangren
e incluso entonces
sigue caminando.

Ya he escuchado suficiente
sobre el falso arrepentimiento.

Por fin ha llegado la hora
de soltar tu mano
y verte desaparecer.

He aprendido a abrasar
la obscuridad que me consume.

Me odio tanto
que no me importó terminar
siendo calcinado
en la casa de los condenados.

Sigue tu camino
hasta que aquel fatídico día
en que nuestros caminos
se vuelvan a encontrar.

Y volver a mirarnos
siendo yo tu némesis
y tu la luz que purifica
mi corrupta infección.

¿Esperabas que fuera distinto?

Intenta ocultar
la culpa
que te carcome
día y noche.

¿Hasta cuando
podrás seguir
manteniendo
tu asquerosa red?

Sólo espero que
al derrumbarse
tu monumento al delirio
dejes de gritar.

He pasado
demasiado tiempo
lidiando
con tu voz.

Daría lo que fuera
por hacerte desaparecer
el problema es que
sólo existes
en mi mente retorcida.

No te sorprendas
si mañana
emerge algo podrido
en lo profundo
de tu corazón.

Es sólo mi voluntad
tratando de provocar
tu inminente suicidio.

Esta es la libertad
que tanto perseguías.