Segundo rito.

Un par de lágrimas caen
rostro de caoba, semblante asesino
y yo no cargo culpa
es la máscara de la esperanza rota la que habla.

Velas consagradas
un pentagrama en el suelo
vino y canto.

Abandona el sueño
todo rastro del pasado se ha ido.
Abandona la carne
los gusanos vienen por ti.

Cantos inaudible
el viento helado quema la carne.

Las vestimentas se rompen
la daga comienza su baile
rompe en llanto
gemidos de placer y dolor.

Grieta profunda.

La locura tocó las puertas
este caso perodido dece con una sonrisa.
Eso ya hace mucho, mucho tiempo.

Llévame a casa querida
lo suplico.
¡Llévame a casa!

Nunca quise hacer el daño
sé lo que el miedo significa
conozco la putrefacción
esencia del desdén.

La luz alegre canta.

El dolor me ha enseñado un par de cosas.
¡Sabes que tenías razón!

Estancado
en este punzante odio
sabes...
Los demonios no callan.

¡Llévame a casa querida!
Te lo ruego.
¡Llévame a casa!

Destino...

Acércate
trata de sumergirte
el Averno espera.
No hay escapatoria
tampoco
             ... redención.

Esto tenía que terminar de algún modo
siempre llega...

Con un hermoso rostro
juvenil y dulce
ojos marcados por la obscuridad.
La angelical muerte pálida.
          ... siempre hermosa.

Maldito.

A través de  las densas noches

insomnio

decadencia

pútrido.

Los años pasan

espero despertar un día

y conocer  el filo

el arrepentimiento.

¿Puedo ser libre?

¿Puedo?... ¿Terminar con todo?

Besar el paraíso

tan enorme condena

para desesperanzados

como yo...

Alaridos.

Mi voz ronca y aspera
tormenta y brisa
deprimente herida
justo en medio de una vida rota...

Los muros esperan
no hay prisa...

Puedo extender un poco mi vida.

Cual lamentable enfermo
la silueta del difunto.

La obscuridad tarda en desaparecer...
hoy no es un buen dia
el mareo y el resplandor
me acercan al cobre.

46:98

Debería haber otro camino, amiga mía
pero la autodestrucción es lo mio.

Una cortada aquí
otra acá
y una quemadura de aquel lado.

¡Vamos! Vuelve a sonreir
bien sé cuanto de divierte,

Tejido pulmonar en el sueño
podrído
simplemente un mal presagio.

Tan esperada
tan gélida...

XXll

Aún así rompes mi corazón, infame.
Provocas renacer mis lágrimas moribundas.
Alegras tanto mis noches, miserable panzón
humillación


                             ocación



             perdición
incorregible.
Luego te quedas aquí.