Veneno oculto.

Detente
una visión se aproxima justo a la vuelta
una toxina
con tanto sabor a juventud.

"¿Donde quedó aquella estrella?
Tu sabes, la sonrisa que tantas veces
me llenó de tedio
y ahora hace tanta falta."

El silencio
de la triste mirada vacía en el metro
sintiendo
la constante repugnancia.

"Las manzanas cambiaron
saben como a los buenos tiempos
...esperanza.
No lo entenderías."

Puta memoria.

Caen las negras plumas del cuervo
los lamentos de la bestia no tardan en aparecer
lastimosos gritos
gemidos llenos de sufrimiento.

Es tan difícil cambiar el rumbo
cuando el viento sopla
la tormenta llega.

Los cielos lloran
las negras plumas caen
y sólo puedo escuchar los ecos

Memoria, mi tan odiado verdugo
pronto seré libre.
Las cadenas del mundo se verán hechas cenizas
y el fuego volverá.

Décadas.

Todo es un error
la triste escusa
siempre tan, oportuna.

Para tomar las tristes tardes lluviosas
llenas de nostalgia y una que otra gota
tratar de volverlas algo mas llevadero.

Siempre tan ciego
aunque, bueno.
Los paraísos no existen.

Polvo que con la simple ventisca
desaparece, sin dejar rastro alguno.
Simple ceniza del largo tiempo.

Algo tan estupido
como la fe.
Vuelve al aire, la tormenta

El cobre cual hebra de trigo vespertina
llama a la puerta de la vida, espera.
Quisiera saber si vale la pena el riesgo.

Los vapores prohibidos
secretos fluidos
y el calor de Febrero.

Unidad

El sombrío hombre de gabardina
entra a la vieja pulcata
termina contando
la misma historia.

Miles de veces escuchada
vivida
y revivida.

Sin hogar
sin un propósito
sin esperanza.

Los ebrios brindan
uno más a la lista.

En los escombros
terminan de caer
justo a la media noche
cuando las puertas cierran.

El típico juego suicida debe continuar..
Todos tenemos una soga atada al cuello.
¡Lo juro!

Ceño fruncido.

Escándalo sordo.
Ideales marchando con la intensión de romper el suelo
con un sólo gesto.
Cantos gregorianos que desgarran gargantas
abriendo las ventanas.
Entrando mientras se aletea con fuerza.

Cobre.

No quiero caminar.
No quiero seguir.
Tampoco respirar.

No sin aquel corazón de oro.

No importa la realidad
no sin la bruja del oeste.
Tristemente oculta
me mantengo con la esperanza.

De ver el corazón de oro.

El vivir
la existencia misma
los tres pasos después de despedirme
la mierda de cuerpo que habito.
Todo deja de doler.

Tras dar un vistazo
al corazón de oro.

Una luz.

No hay nada en este mundo
sólo en mi cabeza
el grito de la bruja abisal.

Lejos, donde ni los gritos de la ciudad nunca llegarán.

Justo al lado de mi pesadilla más obscura
ante los ojos de la bestia
Descansa, se vuelve polvo.

La lejana tierra soñadora.

Se estructura en un ciclo eterno
entre la desdicha y los buenos días
espera el final...