lunes, 6 de julio de 2015

El adiós

Querer volar a las estrellas
y quedarme allí como una mancha
de tinta vieja y oxidada.

Si alguien se levantara en la noche
gritando mi nombre.

¿Podría soportar decir que
las estrellas
son inalcanzables?

¿Seré esa huella en la arena
lágrima que el cielo dejó caer
para recordar que un hombre estuvo aquí?

Como si algo importara
después de que lo nuevo
me empuje al vacío al olvido.

Sí, he pasado la línea de la vida.
He vuelto para dar
un último respiro en la tierra.

Donde vi la luz y la obscuridad.
Donde sentí mi sangre fluir y derramarse.
En un último grito desesperado
desde lo más recóndito de mi alma.

Pero, incluso la luna ha partido
y la noche no puede ser más obscura.

Montare la tempestad y me iré como
una mala noticia que nunca se verificó,
así como las almas se marchan

para jamás volver.

Las pesadillas

Pude sentir el calor negado,
el calor faltante.
Aquél que no trae la carne.

Siento paz sin estimulación
aunque, siempre la necesitaré,
es el costo de ser pendejo,
pero a nadie culpo,
fue mi decisión.

Una simple fumada
trae consigo una herida.
Una que se siente en el alma
una que me aprisiona día con día.

Y aunque el cielo sea azul
y el pasto verde.

Todas las noches despierto,
despierto con esa imagen
acosándome.

Este arrepentimiento
es merecedor,
de algún círculo infernal.

No puedo evitar
retorcerme en cada uno
de los pecados habidos

en mi pasado.

Un día en mi vida

Cargando una pena
como si fuera una cruz.

Cargando un sueño
Como si fuera un muro de piedra.

La vida no es nada
pero aun así lo es todo.
Tu propia flor en un jardín,
Tus pies en la arena del mar.

Cargando una limpia esfera de paz
en medio de la Segunda Guerra Mundial.

Cargando una ilusión
en la calle de la desesperanza.

La vida no es eterna y mucho menos suave
debería de abrazarla.
Y dejar de apegarme a la muerte
como a una prostituta
de grandes senos.

Pero vendrá el día, vendrá el maldito día,
En que llore

por lo que no pude hacer.

Primavera otoñal

Como si fuera otoño,
siento la brisa acariciando mi piel
con néctar dulce de ayer.

Los músicos vuelven a tocar
las melodías más dulces
las que como si fueran
un té de hierbas
me hacen sentir bien.

Las hojas caen de los árboles
como si estuviesen bailando,
como sacerdotes y sacerdotisas
alrededor de una hoguera.

El pasto tornose
en manos que sobaban
cada parte de mi cuerpo,
como si fuesen

las manos de bellas geishas.

lunes, 1 de junio de 2015

Visitas inesperadas

Te asomas a mi mazmorra,
a ese lugar frío y obscuro
que me hace sentir bien.
Eres un molesto rayo de luz
un estúpido lucero.

Si ves que estoy rendido
te ruego que no me animes,
este estúpido mundo
no es más que mierda ante mis ojos.

Desde el pasado has estado aquí
y siempre has tratado
con cada simple palabra…
De forma inútil, animarme.

¿Por qué quieres levantarme
si el tiempo ha sido testigo
de que me diste la espalda?
Eres irritante.

No quiero punzantes recuerdos,
tampoco tus palabras huecas
y con tendencia a vómito.
simplemente no.

Es cierto que me hiciste sonreír 
pero mis tiempos turbios
me han arrastrado
como garras de dragón.

Si prometes no iluminar
puedo dejarte visitarme
y acariciar mi pelo sucio.

Imagen generada por I.A.
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La puta más sórdida

¿Por qué tengo que caminar
en esta calle de mierda?

A donde quiera que volteo
adictos y teporochos
con pies de plomo.

Tener cuidado, nunca es demasiado.

No sé cómo decir
que me siento harto
de los chismes de barrio
y de las notas rojas.

Es que este ambiente congela el alma
y eso arde.

Aunque tenga buenos amigos
y una calle un poco tranquila,
lloro al ver mi ciudad.

Debo ver caras tristes
y sin esperanza.
con miedo…
al vecino, al enemigo
e incluso al amigo.

No se cómo es que crecí
en esta ciudad.

Hasta la fecha doy gracias
a esos amigos reales
por haberme apoyado
por haberme acompañado.

Me siento afortunado
aunque maldito.

Mi bienestar
es casi una injusticia.

Esa suerte simple
e injusta.

Moriría por ver futuro
en los rostros cotidianos
y no ver a la parca afilando su guadaña.

Recuérdame, aunque sea una pesadilla.

Soy ese vergonzoso pecado
ese recuerdo reprimido
un cáncer mental
algo que quisieras que no existiera.

Vago con paso acosante
aunque no sea mi intención
puedo recordar tu aroma
y tus brillantes ojos
al amanecer.

Soy un error
tal vez un espectro.

Esa sombra que vigila
un incómodo momento.







Esa sombra que me sigue.

Todavía no me acostumbro
a lo que la vida puede ser.

Un tanto pesimista, camino.

Aunque espero un final alegre
sé que estoy condenado.

La sangre y el azufre
se acercan cada día más.

Un estúpido hueso,
una hoja en blanco
y sangre derramada.

Simplemente no pueden
calmarme.

Siento un demonio dentro de mí.
Crece como el precio de la gasolina
y lleva consigo mi alma.

Como queriendo y no queriendo
llevársela.

Siendo sincero, quiero cerrar los ojos
y dormir eternamente.

Soy cobarde e imprudente
así estoy condenado
a transitar este sucio y sórdido
camino de mierda.

Imagen generada por I.A.
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