Como
si fuera otoño,
siento
la brisa acariciando mi piel
con
néctar
dulce de ayer.
Los
músicos
vuelven a tocar
las
melodías
más
dulces
las
que como si fueran
un
té
de hierbas…
me
hacen sentir bien.
Las
hojas caen de los árboles
como
si estuviesen bailando,
como
sacerdotes y sacerdotisas
alrededor
de una hoguera.
El
pasto tornose
en
manos que sobaban
cada
parte de mi cuerpo,
como
si fuesen
las
manos de bellas geishas.
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