Todavía no me acostumbro
a lo que la vida puede ser.
Un tanto pesimista, camino.
Aunque espero un final alegre
sé que estoy condenado.
La sangre y el azufre
se acercan cada día más.
Un estúpido hueso,
una hoja en blanco
y sangre derramada.
Simplemente no pueden
calmarme.
Siento un demonio dentro de mí.
Crece como el precio de la gasolina
y lleva consigo mi alma.
Como queriendo y no queriendo
llevársela.
Siendo sincero, quiero cerrar los ojos
y dormir eternamente.
Soy cobarde e imprudente
así estoy condenado
a transitar este sucio y sórdido
camino de mierda.
Imagen generada por I.A.
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