Pierdo el conocimiento y la razón.
El mundo se vuelve tranquilo.
Mi boca sabe a monedas.
Tengo pocos buenos momentos
para poder poder atesorar y lo merezco.
Un retumbar de voces y sirenas aparentan
el despertar de un nuevo día pero
el sol aún no muestra su asquerosa cara.
Hace mucho tiempo que escuché
el crujir de mi respiración.
De aquel fluido vital emergen.
Vástagos de lo incognoscible.
Frutos impíos de deidades paganas
blasfemias pululantes y vivas.
Imagen generada por IA
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