con los que pretendes
mover voluntades.
Estás acabada.
Tu misma lo admitiste
y es que sólo somos números
esperando ser aplastados.
Nada importa en realidad.
Sólo la manera
que escojamos vivir
este tiempo finito.
Núnca me perdones.
tengo bien merecido
ese eterno desprecio
contra mi existencia.
Soy demasiado imbécil
Buscando siempre
aquel castigo autoimpuesto
sin importar nada.
Aunque al menos eso tenga.
Una memoria para maldecir
y una estúpida causa
para seguir con vida.
Y es ese miedo al olvido.
Lo que hace de mis tiempos
y absurdos sentimentalismos
mi más valioso recurso.
No me culpes por intentarlo.
Cúlpate a ti misma
por creer que mi palabra
conseraba algún valor.
Imagen generada por I.A.
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