para seguir el pulso mortal
y terminar por sacrificarme.
Desatar el caos
En noche gloriosa
de ruido y confusión.
Las carcajadas nocturnas
nunca deben esperar
a la media noche.
Ni hora maldita.
Aquello que yace
en los abismos eternos.
Una presión en el pecho
me empuja a la decadencia
en cada suspiro.
No temo la muerte.
No lo suficiente para
poder encararla.
Siempre fuiste
el motor de mi vida
y perdición.
Que no te sorprenda
Verme cubierto en llamas
detrás de mi celda.
Sabes que nunca
podré perdonar
todos mis pecados.
Mucho menos arrepentirme.
Porqué has sido tu
mi eterno tormento.
Hasta siempre
vida mía.
Nunca vuelvas.
Imagen generada por I.A.
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