Al mirar aquel destello
de sangriento fulgor
conocí mi destino.
Oculto en gran penumbra.
El fluido carmesí
escurría por mis manos
tras sacrilegio suicida.
Mi aliento se detuvo.
Los segundos se tornaron
en gélidos momentos
de fría agonía.
Tormento perpetuo.
se dejen de mover
y la luz se disipe.
Todo hará terminado.
Hay horribles
y tétricas visiones
infernales.
Imagen generada por I.A.
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