los vestigios
de una conciencia perdida
y lánzalos al viento.
Deshonra mi memoria
con aquel parloteo
que tanto te caracteriza.
He sido
ridiculizado
y derrotado tantas veces
que ya no duele.
Simplemente acepte
lo terriblemente caprichosa
que es mi suerte.
Justo como
aquella mala amante
que te apuñala por la espalda
y luego sonríe.
Una cinta rota
cuatro listones negros
y un poco de cabello.
Encontré
la manera de hacer
que todo vuelva a la normalidad
pero no lo vale.
Así qué dejaré ya
de buscar la manera
de hacerte sonreír.
Incluso
mis mejores momentos
son sólo patéticos intentos
de genialidad.
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