Aquel odio maldito
que creció durante años
cual cáncer o sombra interna
alimentaste el ansia.
terminaste siendo justo el veneno
que necesitaba mi psicosis.
Me volviste inmune
a la palabrería insensata
con la que intentaron atar
al verdadero monstruo.
Dime por qué
no estás riendo.
Ahora que el tiempo
por fin me ha dado la razón
al detestar esta insana existencia
en la que me veo envuelto.
Me pregunto si acaso
podrás encontrarme dentro de la gran
nebulosa de los gritos y horrores.
Torna tu mueca en una
enorme y disonante sonrisa
al menos hasta que logres percibir
mi mano tocando tu rostro.
Justo como entonces
cuando aún respiraba.
El humo me ha llevado
junto con los restos de la lluvia
hacia donde la nada al fin
termina por presentarse.
Tan sólo tengo que provocarme
el daño suficiente como para
terminar sentenciado frente a ti.
Los barrotes no lograrán
mantener mis manos lejos de ti.
Cuando menos lo esperes terminaré
arrastrándote a la ceniza ardiente.
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