miércoles, 22 de noviembre de 2017

Feliz

En lo más recóndito de aquel misterioso y extraño lugar donde las nubes grises y los cielos rojos, debo recordar, debo recordar… Todo se perdió, todo menos esta cadena de mierda.

El asqueroso bronce ata mi pierna ¡cómo desearía tener una segueta! Una sombra y una luz se asoman misteriosas, mientras qu el bailoteo de las chicas de onda y las prostitutas caras atormentan mi cerebro. “No me gusta inhalar, gracias ¿tendrías algún cigarrillo que me regales?” Digo mostrando una, una estúpida sonrisa, mientras aquellas simplemente ríen… “¡Basura detestable!” susurra gritando cubierto por aquella estruendosa y vomitiva música.

¡Rescátame! ¡Rescátame!

La peste humana me busca inclemente. Se reproduce y crece en mis entrañas. Alguien, apiádese de mí y queme de una vez. ¡Vamos todos al mismo infierno y vivamos junto con Satán! Que hemos de descender más, mucho más.

Obscura y mórbida, se acerca aquella figura inconsistente. Un demonio, un ángel o algún reptiliano. “¿Te puedo ayudar en algo?” Pregunté como el gentil caballero que finjo ser. “Suicídate, toma”. Puso un puñal en mis manos y se fue… misterioso.



Una o dos horas después veo a una mujer, vomita. Típico de estos lugares de mierda, la razón de ese hábito es lo importante en realidad. Mi propio cadáver.

Nunca. Nunca imaginé verme de esa forma. Muerto antes de los cuarenta, claro, pero… verme tan… feliz. Nunca.

Mi cuerpo reposaba sobre aquel asqueroso escusado. Con aquella, casi repugnante, pero hermosa sonrisa, se burlaba de los espectadores que con sus miserables corazones sensibles ante la demencia. Risas…

Sus siniestras risas rojas caían desde las puntas de las manos. Risas algo dementes surgían de sus brasas, riendo, riendo, riendo… El espectáculo principal, justo sobre la corbata. ¿El odio habrá sido tan grande como para desparramar carcajadas sobre toda la audiencia?

Al menos fue feliz, ¿No?

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