Sin sentidos de media noche.

Cuando mi piel
aun no conocia
el filo de una navaja
ni la nicotina.

Solía ver el mañana
con cierto optimismo
creyendo que podría
alzar el velo.

Cuando lo intenté
y descubrí la verdad.
Conocí la decepción
y nada fue lo mismo.

Crecí con tantos
miedos e inseguridades
que terminé corrompiendo
todo lo que soy.

Uno de tantos
gritos de ayuda
que por siempre
serán ignorados.

A veces quisiera
ser tan ciego
como para
intentar ser feliz.

Envidio tanto
a quien puede
permitirse mostrar
su debilidad.

Sólo me queda
escuchar The Beatles
y esperar que
esto mejore.

Sólo soy yo.

No me importa
ser un completo desperdicio
ante los ojos
de un despreciable hipócrita.

Que mientras apuñala
niños huérfanos
habla sobre el amor
y la fe en Dios.

Supongo que eso significa
que no soy tan malo.

No me importa
si los justos maldicen
aquel día
en que llegué a este mundo.

Sólo escucho
la voz de mi voluntad
gritando en mi pecho
maldiciones e injurias.

Seguiré lanzando botellas vacías
hasta cansarme de esperar.

Desertora.

Nunca tuviste
el valor necesario
como para hablar.

Por primera vez en tu vida
sólo di la verdad.

Deja de actuar
como si algo
de importara.

Sé bastante bien cuanto
quisieras controlar mis pasos.

Pierde la vida
la dignidad
y la cordura.

Al menos hasta que nuevamente
puedas reconocer este rostro.

Sólo entonces
podrás verme
sonreír de nuevo.

No hay nada de malo en enloquecer
y abrazar tus demonios interiores.

En esta obra
de títeres muertos
y visiones obscenas.

Todos somos sombras
viviendo en el engaño.

Sigilo.

Puede resultar bastante fácil
desaparecer de la vista
pero seguir atentamente
cada movimiento.

Me resulta curioso
como es que siempre
regresamos a lo mismo.

Lucias aquel vestido rojo
al que tanto adoras
y con el cual te sientes
absurdamente liberada.

Te veías tan bien.
Tan resplandeciente
justo como lo recordaba.

Mientras finjo caminar
completamente despreocupado
intento seguir tu pista
hasta confirmar que es cierto.

Sólo otro numero
agregado a una estadística
tan ridícula como deprimente.

No sé cuantas veces
hemos de pasar por lo mismo.
Supongo que ya conozco
perfectamente este escenario.

Pero en realidad nadie
tiene la intención
de simplemente dejarlo.

Ida.

Tu dulce cantar
no significa nada para mi.
Ahora soy obsidiana.

Creo que siempre
seré aquella enfermedad
que arruinó tu vida.
Aquel pecado
que siempre te perseguirá.

Nunca olvidaré el enorme
esfuerzo y la dedicación
que pusiste en repelerme.

Me mostraste
tu verdadero rostro
y ya no puedo
volver a acercarme
sin vomitar.

Así como no olvidaré
como es que te marchaste
cuando más te necesitaba.

Siempre has sido
mucho peor que yo
la diferencia
es que yo no oculto
quien soy en realidad.

Vanidad enmascarada.

No importa lo que digas
he cortado mis ataduras
y roto el hechizo
que habías puesto en mi.

Así que intentas
convencerme de estar arrepentido
mientras me asfixias.

Odio el juego de culpa
y supuesto auto sacrificio
deja ya de confundirme
con tu escoria subnormal.

Puedes contar
cada una de mis cicatrices pero el dolor
ya se ha ido.

Tus palabras han perdido
todo sentido y valor
al igual que todo aquello
que algún día fuiste.

Intenta desaparecer
justo como en aquel momento
en que clamaba por ti.

No hay limites.

No sé que esperas
cuando mis venas
se encuentran rebosantes
del licor carmesí.

Sé cuanto ansias
el sabor de mi sangre oxidada.
Justo como el veneno.

Sólo un pequeño sorbo
para brindar
por los viejos tiempos.

Una sutil trampa
se esconde entre
mis palabras cordiales
y falsa sonrisa.

Sólo dame una señal
y terminaré
con lo que tanto te atormenta.

Observa fijamente
justo debajo de mi manga
y no dejes de gritar