viernes, 8 de mayo de 2015

Horizontes marchitos

¿Qué habrá en el horizonte
que se abre como si
nos diera la bienvenida a un nuevo día?

Los demonios de mi pasado
me impiden acercarme
dándome a recordar las penas.
Que me hacen sentir basura.

Puedo mover mis labios
pidiendo ayuda
pero nadie puede entenderme.

Quisiera sentirme cómodo
con esta situación.

Pero me siento violado
por cada recuerdo que me acosa,
cual fantasma iracundo

y sediento de sangre.

Mi nuevo espejo.

He sido vencido por mi mismo,
quisiera que nunca me hubiese cambiado.

El verano ya no es cálido
y el invierno es más frío.
¿Por qué tuve que
escoger mis fantasmas
antes que al calor vital?

Mis sueños nunca se vieron
tan lejanos.

Como si no fuese suficiente
haber olvidado el cielo azul
¡He olvidado mi rostro sonriente!

Soy un prisionero de guerra
olvidado incluso por sus captores.

Desearía poder sentir la tierra
en mis pies
aunque sea otra vez.


Ayer


Acostado en el pasto.
Como si el mañana preguntara
¿Qué ha sido de mí?

Ayer solía caminar,
solía correr,
solía gritar,
solía reír,
solía vivir

Pero el hueco se ha llevado todo
por lo que ahora
me encuentro solitario.
Sin un alma en mi cuerpo
cual vil zombi
tratando de correr otra vez.
.
Quisiera que no te hubieras marchado
pero esas decisiones

¡No me corresponden!

Paranoia

Nunca ha sido suficiente,
cerrar los ojos,
Pero tal vez así, se disiparía
aunque sea un poco
                            la
                               tormenta.

Tengo demasiado miedo
como para cruzar.
¿Te podría mandar
una paloma mensajera?

Quisiera describir mi estado,
sin ser patético.
Pero, el miedo y la impotencia
siempre han sido sinónimos
de vergüenza
al menos para mí.

La tormenta se avecina en la madrugada
como si fuese
la mismísima parca
dando pasos de gigante.

¿Qué tan mal augurio
debe ser este, que las consecuencias
se pueden sentir desde
este momento?

Tomaré mis calmantes
para poder dormir

Espero seguir vivo en la mañana.

Tristeza


La tristeza es:
Ese obscuro e inevitable callejón
que se toma, día con día.

Esa vacía taza de café
que preferimos no mirar.
Pero, sin embargo
la observas fijamente
en la mañana.

Es ese hombre solitario
sentado en el parque,
deseoso y temeroso
                           de
                               morir.

Es ese hueco en el asfalto
que día con día

se hace más profundo.