hasta haber conseguido
saborear tu dulce sangre.
Consumirte hasta el hartazgo.
Convertirme en un cáncer
para tu cuerpo y alma.
"Y es que no quiero ser olvidado".
Esa es mi mejor escusa.
Deja que mi lamento se encargue
de sanar las viejas heridas e intenta
seguir mis pasos hacia el mañana.
Sé que ese nunca ha sido mi estilo
pero últimamente me han entrado
las ganas de comenzar una nueva vida.
Tu sabes; otro perrito y tal vez
una estúpida sonrisa en el rostro.
Para serte honesto nunca me he
llegado a imaginar un final feliz.
Mucho menos llegar a merecerlo.
Pero ya es momento de intentar
llegar un poco más lejos.
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