miércoles, 7 de enero de 2015

Latente desperdicio

Recordar las caras, gestos
y gritos
de mi juventud.

Me hace dar vueltas y
al final sentirme mareado.

Como un adolescente
probando su primer trago.

¡Oh! ¿Qué fue de mi juventud?
¿Cuándo se acabo?
¿Y por qué me siento viejo?

Recuerdo bien los charcos
que solía brincar entusiasmado.
Pero ahora solo veo lodo, fango
y un poco de vómito.

También puedo recordar
mis viajes en nubes de algodón,
movido solamente por la mente.

Ahora eso se ve
tan, pero tan lejano
que parece como si se tratase
de un horizonte al cual
no se puede llegar.

Daría lo que fuera
por recorrer una vez más,
la carretera de la vida,
sentir el sol en mi rostro
volver a soñar
con un mejor mañana.

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