viernes, 29 de noviembre de 2019

Virtud perdida.

Olvidado en las penumbras
que los demonios habitan.

De la ira brota una blasfemia
de voz rasposa y opaca.

Los dioses tienen
la pésima costumbre
de olvidar a sus creaciones
egoístas y crueles.

Tan imperfectos
y carentes de sentido.

Celestiales bastardos.
sádicos y pretenciosos.

El universo es testigo
de las carcajadas cósmicas
de aquellos entes que habitan
fuera de nuestra comprensión.

Esperando que sólo se trate
de otra alucinación.

Tan cegados por
su propia inmundicia.

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