miércoles, 31 de octubre de 2018

Trece.

No puedo
parar de arrastrarme
en medio
de las frías noches
de invierno.

Es imposible
no extrañar
el odio
que por ti
sentía.

A lo largo
del inmenso tiempo
he sido atado
a tu voluntad.

Quisiera
declarar
mi inocencia
pero sabes bien
que tipo
de peste soy.

Sólo seguiré
en camino marchito
hacia el abismo.
Lejos de todo
recuerdo.

Pierde.

Perdí la noción del tiempo
en aquella prisión espectral
donde el suicidio
se convierte
en la única salvación.

Al buscar refugio
en el inminente disparo salvador.

El estruendo
que hace crujir al mundo
es la esperada señal
para por fin
ceder ante la desesperanza.

Mi eterna y única compañía
en senderos de venganza.

Empujándome siempre
hacia las grietas
que a la realidad componen
y el futuro distante
se vuelve un tormento irremediable
difícil de aceptar.


Hundido.

Quisiera implorar
por el cambio
ahora que veo
la inminente caída.

Puedo ver
los angelicales
ojos de la bestia.

Corroe el alma
en en el frenesí incontrolable
de despertares
malsanos.

Dulces trucos
del Edén.

Donde sea
que el destino me lleve
estaré aquí
esperándote.

El tiempo
puede ser tan cruel como le plazca
seguiré aquí.
Esperando.

A media noche.

Al caminar
sin destino fijo
en viento cósmico.

Sólo ante la bruma
hemos de coincidir.
Justo antes
de que los falsos buitres
dicten el juicio final.

Y solamente entonces
volver a marcharme al son
de la última tormenta.

01:03

Desde siempre
esperando
dar el salto de fe.

Sólo dime que al final
de la velada
algo volverá
a tener sentido.

Y el abrir los ojos
no pesará.

martes, 30 de octubre de 2018

11:43

Creí en los bellos amaneceres
futuros brillantes
y demás mentiras.
Que ingenuo.

Todo era mentira
sólo otra lución.

Hace tanto tiempo...
antes del exilio
enterrado en tierras profanas
y hundidas en el olvido.

Atormentado día y noche
en carroña viviente.

Pero aún así puedo escuchar
a las reclamando
mi venganza.
Lo único que pide es tiempo.

Sólo debo esperar.
Ella siempre cumple.

Cansado.

Promete llegar al final
o márchate
he escuchado a tantos charlatanes
que he perdido la fe.

Si tanto te importa
recuerdame
como era mi triste andar
y mi inusual manera
de sujetar el cigarrillo.

Dime como es que
solía ser.

Cuéntame mis encantos
y trucos escondidos.

Daría todo
por recordar
como se sentía
ser yo.

Te lo suplico.
¡Dime quien se supone que soy!